sábado, 27 de mayo de 2017

¿Para qué ahora?

     Por una tan extraña como lógica paradoja la pena de muerte se convierte en el principal alegato contra ella misma. Este deleznable asesinato legal es, en casos como el que nos ocupa, la más clara demostración de su inutilidad. 
     - ¡A veces!
     - Vale, a veces.
     75 años de edad tenía el hombre, setenta y cinco. El asesinato es de 1982 y además de que se declaraba inocente (por supuesto, ya lo sabemos ¿y si era cierto?) debemos pensar que llevaba cumpliendo 35 años, treinta y cinco repito, de cárcel. No creo que lo hayan soltado a la espera de saber qué hacían con él.
     - "Soy Thomas Arthur y aquí estoy para lo que gusten mandar" se presentaría él ante las autoridades que portaban una jeringuilla. No, no habría acudido a esa cita. Pues después de todo esto y de siete intentos de detener este crimen, ahora lo mataron. ¿Ahora?
     Por lo tanto, al igual que aquel pescador que cogió una sirena y le preguntaron por qué la devolvía al mar respondió "¿Por dónde?" nosotros debemos preguntarnos:
     ¿Por qué? ¿Para qué?

lunes, 1 de mayo de 2017

Es avisador

     Contaba el gran Gila aquello de que en Nueva York un hombre es atropellado cada cinco minutos. Y lo que él le diría: "Súbete a la acera, girulo, ¿no ves que vienen más?"
     Me acuerdo hoy de este chiste por algo que me manda el también grande, menos conocido pero más querido (por mí) @ArturoCruzado.
     No tenía yo pensado pasar por allí ni entre eses dos lugares pero ahora que me lo dice, ¡no voy!. Seguro. Gracias por avisar.
     Otra cosa. Si ya lo saben y cuál es el avión ¿por qué no lo detienen? (nunca mejor dicho) y en cambio sí siguen aumentando la lista de heridos. "Por fuertes turbulencias" dicen. No quiero imaginar las heridas.
     Por cierto ¿cómo lo hace el avión? No, nada, déjelo, es igual.
     Ya saben, el que avisa...